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María Sánchez

-1989-

Nació en Córdoba, España, en 1989. Es veterinaria y escritora. Trabaja con razas autóctonas en peligro de extinción, defendiendo otras formas de producción y de relación con la tierra como la agroecología, el pastoreo y la ganadería extensiva. Colabora habitualmente en radio, medios digitales y de papel sobre literatura, feminismo, comida, ganadería extensiva y cultura y medio rural. Coordina los proyectos Las entrañas del texto, desde el que invita a reflexionar sobre el proceso de creación, y Almáciga, un semillero abierto y colectivo de palabras de nuestros medios rurales de las diferentes lenguas del territorio. Sus poemas han sido traducidos al alemán, eslovaco, francés, inglés, rumano, polaco, italiano y portugués.

Es autora del poemario Cuaderno de campo (La Bella Varsovia, 2017), del que se han impreso veintiún ediciones —es uno de los grandes fenómenos de la poesía reciente en lengua española— y en otoño de 2023 se editó en traducción al eslovaco; el ensayo Tierra de mujeres (Seix Barral, 2019), una mirada íntima y familiar al mundo rural, un texto sobre mujeres y medio rural que ha sido traducido al francés (Rivages, 2020), al alemán (Blessing Verlag, 2021), y al inglés (University Trinity Press, 2022); y Almáciga (Geoplaneta, 2020).

Ha obtenido diferentes premios, entre los que se destaca nel Premio Artes y Letras 2021 de la Fundación Princesa de Girona por su labor como poeta, escritora y activista en defensa de la cultura rural, y especialmente del papel olvidado de las mujeres en el campo; y el Premio de Poesía Zenda 2023-2024.

Fue seleccionada por el Premio Mahmud Darwish 2025, que posibilita su participación en el 35º FIPMed.

Esta es una muestra de sus poemas:

I

Hay barro donde estaban las gallinas.
Cómo recuerdo sus manos despellejando a la

      liebre.

Acción:

acción y delicadeza.
Hasta que no aparecía la primera mancha, no

podíamos cantar nanas

satinadas entrañas rojas

invisible surge ahora la canción mientras las hijas de esas manos recogen limones, rastrean la tierra en busca de patatas, evitan la herida al abrirse paso entre las malas hierbas.

Acción:
acción y delicadeza.

A la vez los hombres de la casa asisten a la cacería: es así́́ como las otras manos perpetúan al depredador y al linaje. Es así́́ como sucede de nuevo la mancha, la vida.

Acción:
acción y delicadeza.

Pero yo
todavía no tengo nada
en las manos.

Monólogo acerca del instinto y de la entrega

                                         Cortaron el trigo. Ahora
                                         mi soledad se ve mejor.
                                                   Sophia de Mello

San Francisco de Asís se dirigió a las aves las
llamó hermanas impuso el silencio les dijo
                       —ahora me toca hablar a mí a mí

que sueño con todas las alas de mariposa
arrebatadas
una a una
para enterrarlas junto al cuerpo de miles que
perecieron
hace miles y miles de años
(pétalos, pequeñas deidades animales hechas
de barro, vientres que se vaciaron para dar
paso a la mirra)

pero me toca hablar a mí
que soy un organismo como cualquier otro,
infinidad de posibilidades, de células
chocándose las unas con las otras, una
multitud de impulsos

—repito—
como los de cualquier otro debatiéndose
dentro por igual
entre los estímulos de la destrucción y de la
supervivencia

a mí
que estoy escribiendo estas líneas que tienes
ante ti porque he vuelto a buscar
la técnica de datación por carbono, los
entierros en el paleolítico, el proceso de
embalsamamiento y preparación del difunto
en el antiguo Egipto
a mí
que como tú
quieres
 
el remedio la bondad
el ejercicio exacto para perpetuarse
el reconocimiento el refugio
la venda el duelo
todo
todo lo necesario
a mí
que miro mis dientes y mis manos
cada parte de mí abreviada
como escribir siempre ADN y no intentarlo con
ácido desoxirribonucleico
a mí
que me gusta situar las cosas
en la región exacta
darles un significado
proveerlas de una historia
a mí
que no soy San Francisco
ni vosotros mis hermanas, las pobres
golondrinas
a mí
que no soporto la idea de verme hablar a un
animal
para pedirle que se calle
que prefiero la cura y no el silencio

pero cada vez que escribo
estoy contradiciéndome
a mí misma
convirtiéndome en la hermana,
en el profeta que se sienta delante de los
pájaros
pidiéndoos por favor de nuevo

silencio

porque al fin callan
las alas de mariposa, el hermano y las
golondrinas,
y me toca hablar a.

Biografía

una palabra

como el fantasma que asusta

y huye resbaladizo

—a veces se ríe como el niño que sabe que sus padres lo buscan y no consiguen encontrarlo—


una montaña

que crece y crece

se hace forastera

hermana y enemiga

infinita


un halo de luz

o el simple destello


que surge de una mano que comienza a escribir

Carta al padre

No manches la piel al desangrar el cordero si del error nace la belleza al pasar la aguja en el silencio se hace el grito hombres de sangre y tierra nunca lloran mejilla quemada de hacerle sombra la voz de la casa torciendo al limonero llamando a todas las liebres Casilda Padre que me quede como estoy no aguantaré como los puntos que se hacen en un estómago tampoco soy la enredadera que siempre pasa el invierno dime qué anoto ahora en este cuaderno si todos los pájaros no cantaron o se escondieron de lejos siempre un caballo tumbado se está muriendo yo no quiero que mi amor se muera yo quiero la levedad de los insectos el albero levantándose sigiloso la infancia que tuve un cuchillo en la garganta
 

Carta a la madre

Carta a la madre
Quiso coger lo que más quería en este mundo
adelante
adelante
con la manada

pero vinieron el aullido y la escarcha
soñó con un ataúd para amanecer en una orilla

quería abrazarse a su madre
mamá, mamá
¿sabes de la textura del dolor
o de la primera leche que se desprende?
pero mamá no tenía pecho
quería oler a lavanda
pero en la era sus manos
solo podían dar cobijo al trigo

pero vino la primera mancha
y Plinio el Viejo dijo que los perros
podían volverse locos
probando la sangre
de las mujeres
solo
de las mujeres

y no importa el olor
si la madre no tiene pecho
también el hambre como la luz
una y otra vez
tienen que ensayarse

pero al contar
la llegada del hermano
a la vía láctea
la cuna se cayó

deliciosamente
aprendió a crear una galaxia
uno a uno colocó espejos
detrás de los ojos de todos
los seres vivientes

y a veces le gustaba pensar
que algo como el dolor
o como una lágrima
puede reducirse a palabras
como molécula o partícula 
o cómo reaccionaría Primo Levi
el que escribió:
si fuesen a mataros mañana con vuestro hijo,
¿no le daríais de comer hoy?

al saber que cuando escasea la comida
las aves ignoran los lamentos de las crías
más débiles

pero la madre no tenía pecho
y la manada siempre prefirió
el paso adelante
nevaba
nevaba mientras la enterraban
en el momento exacto
en el que la luz

golpeaba una y otra vez
contra la herida