Lan Lan
Nació en la ciudad de Yantai en la provincia de Shandong. Empezó a publicar sus poemas a los catorce años. Hasta la fecha ha publicado más de veinte poemarios, doce colecciones de prosa y ensayos, también muchos cuentos para niños. Es considerada una de las máximas exponentes de la poesía contemporánea china. Sus obras líricas han aparecido en las páginas de diversas revistas internacionales, en traducción a más de diez idiomas. Colecciones con poemas suyos se han publicado en inglés, español, ruso, tailandés, etc. Su poemario bilingüe El trabajo del poeta, en traducción de la sinóloga Radina Dimitrova, es el primer libro de una poeta china contemporánea publicado en América Latina. Ha sido premiada múltiples veces; entre sus galardones más importantes están el Premio de poesía “Liu Li’an”, el Poetry and People – International Poetry Prize, el Premio de poesía “Yuan Kejia”, el Premio “Poeta del año” de los medios de literatura en lengua china, entre otros. Mediante la votación de unos cien poetas, académicos y críticos literarios, Lan Lan fue seleccionada como la primera de las “Diez mejores poetas chinas del nuevo siglo”. Ha dedicado un gran esfuerzo creativo a Grecia y al intercambio cultural con este país, por lo cual ha sido declarada ciudadana honoraria de Quíos. Su drama poético “Fronteras” fue puesto en escena en Atenas. Lan Lan ha sido profesora visitante en numerosas universidades chinas y es poeta residente de la Universidad Renmin de China en Beijing, donde vive actualmente.
Esta es una muestra de sus poemas:
Anochecer de primavera
Así, nada más así
llega la noche profunda
Déjame terminar el último canto
Déjame cerrar los ojos y pensarlo todo de nuevo
en esta primavera
en esta noche sin alas
Recojo la fatiga de todos los muertos
todos los sentimientos impolutos de los recién nacidos
y los planto bajo el primer soplo del viento en la madrugada
Quiero pasar de lado, echar un vistazo
hacia la cosecha del ocaso
Cuentas de lágrimas que ruedan desde las flores doradas
Ah, ese rayo de luz tan endeble
que primero se perdió dentro de la noche
1983
Tren de otoño
El tren de otoño pasó muy puntual
a medianoche. Iba cargado
de aves migratorias y hojas caídas, y se llevó
al anciano que a menudo cortaba hierba
en la orilla del río bajo el ocaso.
Los árboles desnudos, las paredes de barro
del corral de ovejas y yo no partimos,
quedamos en el viento
cada uno abrazando su soledad.
Las estrellas al parecer no están muy lejos,
Como las luces a lo largo de las vías del tren
que lanzan un flechazo al pasar.
Taciturnos, guardan el silencio que permanece
después de que la vida haya partido.
No estoy segura de lo que pasó después del otoño.
¿Será que todo se hundió hasta la veta de la honestidad?
Quizás ¿Será que tiempo atrás me atraparon
con las luciérnagas en los densos matorrales?
¿Será que violé la ley de todas las cosas vivientes,
esquivé a hurtadillas los ojos del explorador,
fingí estar en medio de un profundo sueño
o de un beso abruptamente interrumpido?
¿Será que estuvimos por completo ausentes
de aquella solemne despedida
yo, y las flores abiertas y marchitas que recuerdo?
O tal vez simplemente un pájaro salió volando
de las entrañas de otro pájaro
con un aleteo muy suave para que nadie
lo viera
1991
Girasol silvestre
Es en otoño cuando cortan las cabezas
de los silvestres girasoles. Ella sabe,
la gente que pasó a su lado tal vez de pronto
regresará. El cielo palidece en el ocaso.
El sol desciende. A su paso, el rostro de ella
se torna un áureo nubarrón
y se funde con la inmensidad del verano.
¿Traspasar a quién?
¿Acaso al horizonte de trigo sarraceno en flor?
En el duelo por las ocultas cosas de antaño
he vuelto a morir, pero ¿a quién reemplacé?
Falsos girasoles. Falsos cantos.
Dolor punzante.
El viento otoñal clava en mi pecho sus venenosas púas.
1992
En un mundo donde tú estás
Qué bueno es vivir en un mundo donde tú estás.
Qué bueno es respirar sobre esta tierra donde se esparce
tu olor a junco.
Me comprendes,
eso pienso mientras levanto la mano para colgar la ropa
y los rayos del sol fluyen hasta la orilla de tus labios.
De repente surge un viento misterioso. Me deseas.
Veo tu sonrisa mientras me arreglo ante el espejo.
Noche. Cual una nube se marcharon las páginas dispersas
y las coordenadas del mundo humano.
Levanto la cabeza, envío lejos la mirada.
Qué bueno es vivir en un mundo donde tú estás.
Cae la nieve en el ocaso, mientras observo en silencio
las llamas rojas en la estufa.
Finales de 1993
Melancolía
Una olla de barro gris fue empeñada
en la profunda noche para acopiar la lluvia.
Plic-plac. Plic-plac.
Tintinea la campana funeraria
bajo las gotas de agua esmeralda.
Transparente.
Marcha el reloj de barro gris,
no se detiene ni un instante.
1994
Traducciones de Radina Dimitrova