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Michel Cassir

-1952-

Nació en Alejandría, Egipto, en 1952, pero tiene nacionalidad libanesa y francesa. Es poeta, científico de formación, profesor de química, traductor de poetas latinoamericanos y españoles y editor. Director de la colección de poesía Levée d’ancre, de Ediciones l’Harmattan, desde 2001 (Con más de 160 títulos publicados). Ha publicados sus poemas en antologías y revistas poéticas en una quincena de países.

Notablemente influenciada por el surrealismo, su extensa obra poética creativa ha explorado una combinación de culturas (francesa, árabe y latinoamericana). Ha publicado numerosos libros de poesía, entre ellos: La sangre que fluye lúcida, 1976; Es tiempo de arrancar la oreja azul del encanto, 1986; A causa de los cohetes y de la melancolía, 1986; No hay ángel sino del perfume, 1995; El rayo en cámara lenta, 1995; Iluminación de tierra, 1995; Taller de arena, 1999; Las distancias magnéticas, 2005; Crisol de soplo, 2005; Itinerarios, 2011; Beirut, claro de ruina, 2012; La fiesta ganándole velocidad a lo oscuro, 2014, y Estas lenguas que no hablamos, 2016; Manifiesto oblicuo, 2018.

Obtuvo el Gran Premio de la Literatura Francófona, el Premio Jazmín de Plata por el conjunto de su obra literaria, en 2008. Vivió varios años en México. Desde hace más de 30 años reside en París.

-Poemas 31º FIPMed

Esta es una muestra de sus poemas:

       la escritura decanta
       aquello que se sabía
       aquello que se sabrá
       doble espía del instante


                 A mi padre

mi padre vestido de verano
es el ángel guardián de mi carne
soy a su imagen
la diferencia
su ofrenda a la vida
la negación del espejo
tráfico imperioso
de glóbulos de genes y sueños
somos las piedras del camino
las flores imperfectas del momento

a mi madre

I
cuántas guerras decías 
cuántas guerras y el milagro 
de una pequeña llama
que hace bailar los ojos
en su esplendor subterráneo
tu risa disuelve la noche
y me hace jugar en el lodo matutino
como primer comulgante
buscando ante todo la poesía
cuánto menos muerta eres
al lado de este mundo que destruye
su propia raíz
al fin podemos nadar
en la paz de tus manos

 

II

que ves desde este cementerio
donde creyeron encerrarte
otro atentado justo en frente
el Norte ardiendo
un nuevo grupo armado
con máscara neutra
caída del séptimo cielo
y el control remoto
de tecnócratas melancólicos
deseosos de complacer
coreógrafos fantasmas
la religión en la era
del sin fallo del inalámbrico
marioneta sin hilos
despacio despacio Pinocho

qué ves de este país
que te ha nutrido y maltratado
el horizonte sin orillas
qué ves sólo 
el fulgor del mar
ensanchado
de pobreza
y amor

Ojos vendados

como esas jóvenes que quiebran el silencio de una cicatriz 
el agua revela el volcán 

se desgarran las voces al unísono gaviotas ebrias por la pérdida 
de luz

corazones enroscados por la ondulación  

esta vez ningún palacio surgirá de la sonrisa de otros 
solo una tregua

como estas jóvenes que nos atrapan en el espejo de nosotros 
dan a luz la estridencia de las gaviotas 

la oración oculta el crepúsculo y aspira al nadador extraviado

mientras el aire confisca toda tentativa de fusión nos acercamos 
al nacimiento de la aventura

los barcos de la ensenada nos observan perplejos por el temblor 
de nuestras velas en ausencia de viento

Macondo

si llueve día y noche no es realmente Macondo

si llueve áspero y oblicuo en lo imaginario

aún no es el huracán todo irá al lago         

abriendo nuestras ventanas para que el rodar salvaje 
agarre nuestros cuerpos exhaustos

si llueve la ira es bien merecida pensábamos dominar 
el tiempo que hará siempre lo que le place

si llueve melancolía de cielo hueco en herejía repentina

si llueve una mirada divaga despertando el tercer ojo 
que no necesita del contorno de las formas para reinar

áspero y oblicuo su imperio

si llueve no importa nos tomaremos el tiempo para doblar 
la oscuridad y amar

si llueve nos salvaremos sin cesar de nosotros mismos 

jinetes tempestuosos sin salida iluminados 
por Chac nuestro dios maya