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Guillermo Acuña González

-1969-

Sociólogo con una especialidad en comunicación social. Docente universitario, investigador social y especialista en temas migratorios a nivel regional centroamericano.  Es Doctor en Ciencias Sociales y cuenta con una maestría académica en comunicación social.

En poesía ha publicado Programa de mano (2008), En cuerda floja (2014), ambos con Editorial Arboleda, Costa Rica; Amares (2014), Editorial Ixchel, Honduras; En ninguno de tus mapas (2015), VOSTOK (2016), Al Fondo del corazón (2017); Hay cosas de verdad que no terminan nunca (2021), publicados por Metáfora Editores, Guatemala; Sobre el origen de las primaveras (2019) y Almas Gemelas (2024), Proyecto Editorial La Chifurnia, El Salvador. En 2021 publicó Xochi atl, Editorial Amargord (España). Su obra poética ha sido traducida al árabe, italiano, inglés y portugués.

En cuento publicó Por vivir en quinto patio, con Editorial Perro Azul (2016, Costa Rica); y  Volver a VOSTOK, Metáfora Editores, (2023, Guatemala). En el año 2019, publicó un ensayo titulado Déjennos pasar. Migraciones y trashumancias en la región centroamericana, con Editorial Amargord, España, con el que obtuvo el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en la rama de ensayo.

Ha sido invitado a varios Festivales Internacionales de Poesía. Ha organizado eventos literarios relacionados con la migración, tales como encuentros, lecturas y talleres, a nivel nacional y regional centroamericano. Desde 2020 produce un espacio de comunicación virtual sobre arte llamado “Zona de recarga”, que puede ser consultado en sus redes sociales.

-Poesiando las movilidades humanas artículo para el 35º FIPMed

Esta es una muestra de sus poemas:

Dancing Quenn

Hay quien dice
que en el muro
de los lamentos
del bolero,
han dejado
fragmentos de otra
historia.

Hay quien afirma
verte bailar con la noche
profunda,
abismal,
en celuloide,
como bailaban
las divas del bolero
en sus espectaculares
tacones tan de aquella época
en que nacimos para encontrarnos.

Hay quien escucha
tu caminar hacia
la puerta de salida:
con tus ojos rasgados
hacia otra parte
tu desliz de siglos
tu tiempo que ya
no pertenece.

Un son montuno,
inexplicable,
deshierbándote
el cora.

Son.

No one is to blame

Este sol que ya no quema,
no hay estaciones
por donde pase la luz
y vos apenas te dibujas.

Nadie pensó en este día
en que los naufragios
serían inevitables.

Nadie amagó la pregunta,
nadie se entrampó con sus miedos
y los sacó a pasear una noche
de desenfreno y poesía.

Esta luz que no dibuja
y no da a ninguna parte.
Absolutamente nadie es responsable
de su desordenada maravilla.

Nadie tuvo la culpa.

Verde y estancia

Consigo olvidar
el lenguaje de los signos,
quedarme con el sonido
de los colores en tus manos.

Esa percusión de vientos
la forma ovalada
que todo lo mezcla.

La calidez
de una paz
absoluta,
celeste toda
fucsia toda
toda ella verde
y estancia.

Consigo amasar
el viento,
sus ovillos de una
suavidad plástica
como paleta y sol.

El cortejo de pan
la flor más penetrante
como fusil
del que según el poeta
cuelga la palabra amor,
como palabra disparada
por una boca que lo puede todo.

Unas manos que lo pueden todo.

Recuerdan la justa invocación
de la intensidad:
una superficie marea
a punto de tocar tierra firme.
La devoción del recuerdo,
los colores abrazados
al mástil más alto
de la alegría.

Elena de mi

De mí tus tatuajes
tu loco terremoto
en la cara
esa
que veo con devoción.

Elena de mi
la de la vos
vuelta pacto.

Es que sos
de todos
pero de mi.

De todos los que soy
cuando dejas
ver tu luz absoluta.

Elena de mi
del pobre que soy
si no logro
tu sonrisa.

Elena de vos
la voz que declara
una hermosa
canción de despedida.

Ella hace stop en La Suyapa y cierro los ojos

Vos y tus bemoles
El agua llovida en tus párpados.

Vos y tus cicatrices.

El amanecer de siempre
siempre vos
y tus sonidos.

Vos y tus ciudades.

La geografía del poema
y los amagos
los apenas
las palabras de siempre
formando nombres y mapas.

Vos y tus colores
la teoría con que
decides el cónclave
de tus sueños.