Marisol Bohórquez
Nació en Santa María, Huila, Colombia, el 14 de mayo de 1982. Poeta y traductora literaria colombo-estadounidense, cuenta con formación en Ingeniería Industrial y una maestría en Estudios Avanzados en Literatura Española e Hispanoamericana de la Universidad de Barcelona, donde investigó la relación entre las matemáticas y la poesía. Es autora de La soledad de los espejos, 2016; Effetto Farfalla-Efecto mariposa, 2017, y La forma del vacío, 2019, libro con el cual fue finalista en el Premio Internacional de Literatura «Europa In Versi» 2020.
La obra poética de Bohórquez Godoy ha sido traducida en su totalidad al italiano, y parcialmente al inglés, francés, albanés, y griego. Sus poemas han sido publicados en diversas antologías y revistas tanto nacionales como internacionales. Como traductora, ha llevado al español la obra de más de cien poetas italianos contemporáneos, incluyendo Elogio dell’indeterminazione y Fuoco nascosto de Gianni Darconza, Terre sospese de Elizabeth Grech y Estate corsara de Alessandra Corbetta, entre otros. Su antología Cuaderno de traducción: veinte voces de la poesía italiana contemporánea 1949-2001 (Anverso, 2021) reúne una parte de sus traducciones de poetas italianos. Actualmente reside en Estados Unidos y dirige la revista de poesía Vuela Palabra (www.vuelapalabra.com), un espacio dedicado a la promoción del arte y la poesía en lengua española.
-Poemas 26º FIPMed
-Donde nace la poesía artículo para Prometeo
Esta es una muestra de sus poemas:
La enfermedad de las horas
¿Cómo podrían las horas calmar su dolor?
Llevan sobre sus espaldas excesiva culpa.
De cada segundo sepultado,
del tiempo de la oruga que ha pasado en vano
porque nadie comprende el vuelo de la mariposa.
De la estación de la rosa,
que abre y cierra sus pétalos al viento
derramando inútilmente su fragancia
mientras la mano desgarra su corola
o el invierno arrebata sus matices.
Como palabras escritas en el papel
que bajo el agua se diluyen y escapan
formando un solo universo líquido,
son las doce bailarinas del reloj
un océano de historias desechas
que arrastran al hombre en un barco a toda vela.
¡Pobres enfermas que sufren!
tras la herida del amor –perfecto crimen–
y las huellas de otras guerras que se luchan.
La vida, no es más que el vibrante latir
de las horas que esquivaron sus males.
La cárcel es mi cuerpo
A Thaliana
Huyo de mí y de mi origen...
encerrada en este cuerpo
quiero evadir las formas naturales que me integran
y escapar en contra del viento para hallarme libre.
A cinceladas transformar esta imagen ajena
que me nombra
para convertirla en mi propio territorio
y andar por él sin sentir que soy extraña.
Refugio
Fui dejando escapar todos mis días
a través de las profundas grietas cavadas en el tiempo
como el agua que se filtra entre las rocas.
Así me oculto de la vida…
Bajo la risa suspendida del ocaso
soy desierto sin piel
que busca refugio;
un soplo del viento
que integre de nuevo mi imagen de arena.
Tiempo
Los segundos,
como flecha disparada,
dejan huellas profundas a su paso.
Abren oscuros abismos
y nos sumergen hasta el fondo
de donde no es posible el regreso,
ni siquiera el reloj podría en su jaula detener
su acelerado ritmo;
son fugaces demonios…
que al compás de su música
desangran la vida.
Recuerdos de infancia
¡Ah que grande es el mundo a la luz
de las lámparas!
¡y que pequeño es a los ojos del recuerdo
Charles Baudelaire
Antaño, las grandes aves surcaban el cielo
sobre nuestras cabezas,
asemejaban grandes espadas desafiando el viento
y en cada aleteo vibraba cada árbol
y cada pensamiento.
Hoy volamos desde arriba en un pájaro
–jaula de seres humanos–
cabalgando grandes alas de metal frío
que parecen mutilar el aire.
Puedo ver blancas nubes,
bellos campos sembrados de algodón
extenderse a lo lejos evocando la vida;
y otras, espesas, grises, colgando del cielo
como el hollín en la vieja cocina de mi infancia.
Huele a brasa y a ceniza
y el humo parece dibujar en mi mente
vagos recuerdos que en el horizonte se destiñen
bajo el ojo cegado y amnésico del tiempo.